


La intervención actualiza una vivienda construida en los 90 en la periferia de Madrid. Consistía en un volumen cúbico, de ladrillo rojo y monocapa color salmón, coronado por una cubierta de teja plana a cuatro aguas. En la esquina suroeste el volumen quedaba interrumpido por un porche oblicuo en doble altura. En torno a la vivienda aparecían dos edificaciones exentas, el cuarto de instalaciones y el garaje seguido de una pérgola.
La vivienda está rodeada de pinos centenarios. Nos pareció importante mimetizarla con el entorno próximo. La idea de forrarla de corcho fue el punto de partida y a los clientes les pareció bien desde el principio. El corcho, se mimetiza con la corteza de los otros árboles, garantiza durabilidad, y mejora las propiedades térmicas de la envolvente. El aspecto es similar al de un aplacado de piedra, pero con aspecto cálido y ligero.



Decidimos forrar con corcho solo las fachadas del cubo, respetar la cubierta a cuatro aguas y dejar el ladrillo pintado de negro en las construcciones auxiliares.
La composición de huecos en fachada responde a la captación y la protección solar. Generalmente son cuadrados, pero tienen pequeñas diferencias según la fachada en que se encuentre. En la Norte, son escasos, en la Sur abundantes y protegidos interiormente con un estor, y a Este y a Oeste se reducen en la parte inferior con una chapa que los protege de la radiación solar y de la falta de privacidad.





Un banco de hormigón recorre el alzado sur haciendo de basamento, se manifiesta también en el interior como un banco corrido de fresno y se extiende hacia los lados difuminando los límites del cubo
El interior se resuelve con pocos materiales. Solados de hormigón pulido, mesas, bancos y encimeras en madera de fresno, cocina en acero inoxidable y laminado en color blanco y las duchas y bañera en revoco de cal.

El ventanal Sur, sobre el banco de fresno recorre y comunica los tres espacios principales de la casa. Siendo un elemento compositivo importante, sirve para dar calidez y humanizar ese espacio tan amplio, estar sobre él y formar parte de la conversación interior o contemplar el jardín, pero también sirve como superficie sobre la que colocar los objetos que los propietarios han ido coleccionando a lo largo de los años.






Una puerta corredera de corcho recorre y divide longitudinalmente toda la vivienda. A un lado de la puerta quedan hall, escaleras, cocina y dormitorio de servicio. Al otro lado aparece una estancia única en la que cuatro columnas y el espacio en doble altura, diferencian seis cuadrantes, los espacios dedicados a comedor, sala del columpio y salón, pegados al ventanal Sur, y los tres centrales sin programa específico que comunican ambos lados del jardín E y O a través de 2 grandes ventanales, a modo de gran corredor.
La puerta corredera establece distintas relaciones entre los espacios servidores y servidos según el momento del día y las necesidades.









Desde la escalera se accede al distribuidor de la planta superior, que también hace las veces de cuarto de estudio, trabajo, lectura y descanso. Una mesa corrida de fresno lo separa de la doble altura que domina el salón y las ventanas a Este-Oeste, y una estantería de acero lacada en color verde y recubierta de corcho de la escalera de acceso.

Al dormitorio principal se accede a través del vestidor. El lavabo, de hormigón sobre una balda de fresno, forma parte del vestidor, y tras él dos cabinas de ducha e inodoro separadas. Desde el lado opuesto se accede al dormitorio principal con dos balcones en esquina sobre el jardín y las copas de los árboles.
Desde el distribuidor también se accede a los dormitorios de las hijas con distribución simétrica y un cuarto de baño compartido.




