El encargo consistía en transformar un pequeño jardín en U, en torno a un chalet adosado en Aravaca, Madrid.
El jardín original era el típico jardín de chalet adosado de 140m2, que alternaba pradera y pavimento de gres según la zona. Los clientes, unos coleccionistas de arte irlandeses, tenían bastante claro lo que querían, buscaban un jardín conceptual, más acorde con su vivienda y su colección de arte, a la vez que respondiera a todas sus necesidades familiares.
Querían reducir al máximo las zonas verdes ya que la familia pasa la mitad del año fuera del país y pavimentar el resto con algún material que aportase luminosidad a la casa, ya que el jardín era bastante oscuro. Para ello utilizamos un pavimento continuo de cantos rodados de mármol de macael con cemento blanco, como superficie mayoritaria. Que se recorta para adaptarse a la escasa vegetación preexistente como la hiedra o la higuera, y para dejar hueco a la nueva siguiendo un juego de geometrías.
Por otro lado querían tener dos zonas de estancia, para comer fuera según la época del año, así surgieron las dos mesas.
Una a la salida de la cocina, zona generalmente en sombra que se usará en verano, donde se utilizó madera pintada en dos divertidos colores para formar un foso, en donde el suelo se convierte en el banco de la mesa.
La segunda, en la esquina más soleada, para utilizarla el resto del año, el conjunto de planos en esquina, banco y mesa se resolvió en chapón de acero de 2cm de espesor, y sobre él se colocó una guirnalda para darle un toque festivo.
También querían una zona de huerta, para ello se diseñaron las tres jardineras con forma de bebedero y aspecto industrial en chapa de acero galvanizada. Y por último había que integrar una pieza escultórica, un columpio de madera enorme, al que se le dio la misma importancia que a las mesas o la higuera, dejando un hueco en el pavimento para insertarla.
El jardín original era el típico jardín de chalet adosado de 140m2, que alternaba pradera y pavimento de gres según la zona. Los clientes, unos coleccionistas de arte irlandeses, tenían bastante claro lo que querían, buscaban un jardín conceptual, más acorde con su vivienda y su colección de arte, a la vez que respondiera a todas sus necesidades familiares.
Querían reducir al máximo las zonas verdes ya que la familia pasa la mitad del año fuera del país y pavimentar el resto con algún material que aportase luminosidad a la casa, ya que el jardín era bastante oscuro. Para ello utilizamos un pavimento continuo de cantos rodados de mármol de macael con cemento blanco, como superficie mayoritaria. Que se recorta para adaptarse a la escasa vegetación preexistente como la hiedra o la higuera, y para dejar hueco a la nueva siguiendo un juego de geometrías.
Por otro lado querían tener dos zonas de estancia, para comer fuera según la época del año, así surgieron las dos mesas.
Una a la salida de la cocina, zona generalmente en sombra que se usará en verano, donde se utilizó madera pintada en dos divertidos colores para formar un foso, en donde el suelo se convierte en el banco de la mesa.
La segunda, en la esquina más soleada, para utilizarla el resto del año, el conjunto de planos en esquina, banco y mesa se resolvió en chapón de acero de 2cm de espesor, y sobre él se colocó una guirnalda para darle un toque festivo.
También querían una zona de huerta, para ello se diseñaron las tres jardineras con forma de bebedero y aspecto industrial en chapa de acero galvanizada. Y por último había que integrar una pieza escultórica, un columpio de madera enorme, al que se le dio la misma importancia que a las mesas o la higuera, dejando un hueco en el pavimento para insertarla.