El encargo consiste en proyectar dos viviendas para una madre y su hijo en la parcela donde actualmente se encuentra su vivienda unifamiliar, con el fin de explotar al máximo las posibilidades de la parcela y adaptarse a sus nuevas necesidades.
La madre, un poco reacia al cambio, quería que su vivienda se pareciera lo más posible a su vivienda de toda la vida en cuanto a la distribución, y ambos estaban de acuerdo en que el material de la fachada fuera ladrillo y en que la vegetación estuviera muy presente, como recuerdo de la otra casa.
La normativa exigía una vivienda colectiva, con los accesos y el garaje compartidos. Planteamos así, un edificio de dos viviendas, con una imagen exterior unitaria, una gran caja de ladrillo que esconde dos viviendas adosadas, más o menos gemelas, con grandes ventanales a Sur, protegidos por pérgolas de acero, huecos puntuales en los muros este y oeste y una gran ventana de lado a lado para aprovechar la luz norte.
En la cubierta una terraza común delimitada por los muros laterales y con una pérgola para protegerla del sol, ocupa prácticamente toda la planta, devolviéndoles el espacio libre que tenían antes en el jardín familiar, con unas vistas estupendas sobre el arbolado del vecindario y la posibilidad de construir una piscina en el futuro.
Las viviendas siendo muy similares, responden al tipo de vida de cada uno. La del hijo es una vivienda de espacios abiertos contemporáneos. Se accede por un pequeño hall y de ahí a una gran habitación donde se encuentran el comedor y la cocina, esta estancia de 3,5m de altura, es similar a la que ocupa el salón a sur, y las separa la escalera y el aseo que se encuentran en el centro de la planta. En la planta de arriba encontramos a sur el dormitorio principal, tipo suite con baño y vestidor integrados, muy luminoso, con un ventanal y una jardinera que van de lado a lado. Y a Norte el espacio para sus hijos, una única estancia que se puede dividir o comunicar según lo necesiten, con una mesa, un ventanal y una jardinera que también van de lado a lado.
La vivienda de la madre, respondiendo al mismo esquema, se adaptó al mobiliario, a sus necesidades y gustos más clásicos. Así, el acceso se realiza por el espacio central, en frente queda la escalera, a Norte el comedor y la cocina en estancias diferenciadas y a Sur el salón, más asilado de la escalera que el del hijo. En la planta de arriba, la distribución es muy similar, algo más convencional.
En el interior decidimos dejar los distintos elementos estructurales a la vista, como medida de ahorro y por sinceridad constructiva. Así, el techo es el mismo forjado de placa alveolar, el suelo será la propia solera de hormigón pulida, los muros de carga de la fachada se quedarán en ladrillo visto pintado de blanco y las vigas metálicas quedarán a la vista como un elemento compositivo más.
En el exterior, gran parte del perímetro lo ocupa la rampa común de bajada al garaje, y el resto se divide en pequeños jardines privados para cada vivienda, con una pérgola a Sur y una serie de patios ingleses para iluminar y dar acceso a la planta sótano.
La madre, un poco reacia al cambio, quería que su vivienda se pareciera lo más posible a su vivienda de toda la vida en cuanto a la distribución, y ambos estaban de acuerdo en que el material de la fachada fuera ladrillo y en que la vegetación estuviera muy presente, como recuerdo de la otra casa.
La normativa exigía una vivienda colectiva, con los accesos y el garaje compartidos. Planteamos así, un edificio de dos viviendas, con una imagen exterior unitaria, una gran caja de ladrillo que esconde dos viviendas adosadas, más o menos gemelas, con grandes ventanales a Sur, protegidos por pérgolas de acero, huecos puntuales en los muros este y oeste y una gran ventana de lado a lado para aprovechar la luz norte.
En la cubierta una terraza común delimitada por los muros laterales y con una pérgola para protegerla del sol, ocupa prácticamente toda la planta, devolviéndoles el espacio libre que tenían antes en el jardín familiar, con unas vistas estupendas sobre el arbolado del vecindario y la posibilidad de construir una piscina en el futuro.
Las viviendas siendo muy similares, responden al tipo de vida de cada uno. La del hijo es una vivienda de espacios abiertos contemporáneos. Se accede por un pequeño hall y de ahí a una gran habitación donde se encuentran el comedor y la cocina, esta estancia de 3,5m de altura, es similar a la que ocupa el salón a sur, y las separa la escalera y el aseo que se encuentran en el centro de la planta. En la planta de arriba encontramos a sur el dormitorio principal, tipo suite con baño y vestidor integrados, muy luminoso, con un ventanal y una jardinera que van de lado a lado. Y a Norte el espacio para sus hijos, una única estancia que se puede dividir o comunicar según lo necesiten, con una mesa, un ventanal y una jardinera que también van de lado a lado.
La vivienda de la madre, respondiendo al mismo esquema, se adaptó al mobiliario, a sus necesidades y gustos más clásicos. Así, el acceso se realiza por el espacio central, en frente queda la escalera, a Norte el comedor y la cocina en estancias diferenciadas y a Sur el salón, más asilado de la escalera que el del hijo. En la planta de arriba, la distribución es muy similar, algo más convencional.
En el interior decidimos dejar los distintos elementos estructurales a la vista, como medida de ahorro y por sinceridad constructiva. Así, el techo es el mismo forjado de placa alveolar, el suelo será la propia solera de hormigón pulida, los muros de carga de la fachada se quedarán en ladrillo visto pintado de blanco y las vigas metálicas quedarán a la vista como un elemento compositivo más.
En el exterior, gran parte del perímetro lo ocupa la rampa común de bajada al garaje, y el resto se divide en pequeños jardines privados para cada vivienda, con una pérgola a Sur y una serie de patios ingleses para iluminar y dar acceso a la planta sótano.